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domingo, 28 de octubre de 2012

Sin tapujos


“- ¡¿Y dejaste que se te corriera en la cara?! – me preguntó él estupefacto.
Y es que sinceramente no vi que tenía de malo. Vale que muchas mujeres no suelen hacerlo, pero forma parte del juego ¿no? – me explicaba mi amiga.”

Así empezaba mí mañana, cuando después de un rápido café entré en una tienda para hacer unas compras básicas: cera depilatoria, cuchillas, unas medias y condones. Suele pasar que los sábados por la mañana no necesites mucho más. Pero volviendo a mi amiga, dejando aparte que tal vez era demasiado pronto para hablar de ello me encantó que sacara el tema, porque veréis, resulta que nunca es demasiado pronto para hablar de hombres, y más si se trata de sexo.

Recuerdo que cuando estudiaba en el bachillerato hablábamos mucho del tema, incluso creo que más que ahora. Resulta curioso. Tal vez sea porqué éramos jóvenes e inexpertos, en una de esas edades en las que pretendes saberlo todo, en las que finges haberlo probado todo porqué resulta más fácil hablar de guarradas que confesar que aún eres virgen por que no has encontrado al chico adecuado. Pues bien, yo siempre estaba rodeada de hombres, no porqué fuera increíblemente guapa ni nada por el estilo, simplemente tenía a mi mejor amigo y con él venían todos los demás. A él, como a todos los chicos de 17 años, le fascinaba el tema. Parecía que había ciertos momentos del día en los que su universo entero giraba en torno a mi vida sexual. A quien me había tirado, con cuantos lo había hecho, que anécdotas me habían pasado, y lo mejor de todo: ¿para ti, cuál de todas estas – decía señalando a las chicas de clase – tiene más pinta de golfa?

Es fascinante como hablamos de que los hombres vienen de marte y las mujeres de venus sin darnos cuenta que donde más se nota la diferencia es en la cuestión sexual. Pensadlo bien. Ellos han crecido explorando su sexualidad, viendo películas porno, masturbándose, hablando de ello con sus colegas, mientras que hay mujeres que ni siquiera saben cómo es exactamente su vagina.  Seguro que habéis oído hablar de esa expresión magnífica que dice que la mujer perfecta es una santa en la vida y una puta en la cama. Pues es una falacia. Yo siempre he apostado por la naturalidad, bueno en realidad no siempre, pero una vez que lo pruebas resulta tremendamente adictivo.  Es que veréis, una cosa es coquetear y hacer ojitos cuando toca, pero otra muy distinta es fingir ser algo que no eres. ¿Y qué pasa con eso de que las “chicas bien” no hablan de mamadas por la calle? Os sorprenderías de la cantidad de mujeres que se sienten aliviadas al encontrar a alguien con quien puedan mantener una buena conversación sobre sexo, sin tapujos. Yo me he encontrado a unas cuantas y es como el buen vino, mejora con cada sorbo. La semana pasada sin ir más lejos una de mis amigas más dulces y correctas me dio un condón porque yo había quedado y daba la casualidad que no llevaba. Creo que en mi vida me había sentido tan sorprendida como cuando la vi sacar, en medio de la calle y con toda naturalidad, el pequeño envoltorio rosa del bolso.

La redactora jefe de Instyle abría este mes con un texto estupendo sobre lo que son “cosas de mujeres”: soñar, comprarse unos zapatos, ir al cine, y mi favorita, cito textualmente, “convertir a la Bestia en nuestro Bello príncipe”. Me da que pensar. Puede que en vez de esforzarnos tanto en vestir a las bestias de azul deberíamos aprender a ser un poco menos princesas. Que yo soy muy romántica pero ¿zapatos de cristal? Venga va, que estamos en el siglo XXI y hoy, al menos en Barcelona, llueve. 


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Ya se nota el frío...

10 comentarios:

  1. Creo que se debería poder hablar con naturalidad de cualquier tema ¡Viva la libertad de expresión! Aunque he de confesar, que personalmente nunca me las he dado de muy sabiondas en este tema y que, en realidad, me parece que se le otorga demasiada expectación a estas cosas.

    Dejemoslo en que cada uno tiene la vida sexual que prefiere, y que en su dormitorio, o en el quien ella prefiera, ocurrirá lo que tenga que ocurrir y en mi opinión no es incumbencia de nadie más (aunque es elección de los protagonistas difundir la información, o no)

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  2. Desde luego, hay que dejar de ser tan princesas... Al menos debemos ser unas princesas más modernas.

    Fdo. Una princesa (romanticona) del S. XXI

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  3. Y es que el azul destiñe, querida.
    Mejor nos dejamos de coronitas y tiramos pa' lante unos al lado de otras.

    El único truco para hablar de sexo y disfrutar de ello, es hacerlo entre amig@s...cielos, como de todo, claro.

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  4. Bueno, el mundo todavía se sostiene sobre columnas machas. Pero las mujeres desbordan delicadeza y sensualidad al hablar de sexo...

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  5. Te doy toda la razón, ni putas ni sumisas! simplemente la naturalidad puede resultar la mejor opción, el dejar de aparentar y el "què dirán" solo nos aleja de lo que de verdad queremos hacer. El final me ha encantado, tienes toda la razón en Barcelona empieza ya el frío!
    un beso!

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  6. Jajajaja me ha hecho gracia tu entrada pero tienes mucha razón, para que tantos tapujos?
    Un abrazo!

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  7. Toma ya, sinceridad directa. Me ha encantado, pienso la mayoría de cosas literalmente igual que tú. Hay que ser menos princesas. Qué bueno, qué bueno. Besos

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  8. por acá también llueve. Me siento unida a lo lejos, que de esas conversaciones me pongo roja del tomate pero si estoy en confianza, me normalizo al segundo.

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  9. Estoy totalmente de acuerdo! no es un tema que suela tocar mucho, pero creo que hay que ser mas liberales :P

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  10. Aquí también llueve pero en realidad me encanta la lluvia.
    Respecto a la entrada, totalmente de acuerdo. Hay que liberarse de los tapujos y los prejuicios. ¡Un besazo! :)

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