Hoy hace uno de esos días limpios, puros. Cuando he bajado
del tren llovía, y la biblioteca estaba cerrada. El autobús no podía ir más
lleno, y yo calzando ante y sin paraguas, todo contratiempos. Por un momento me
he puesto furiosa, incluso estaba dispuesta a ladrar al próximo que volviera a
pisarme mis zapatos nuevos, por lo menos. Pero después lo he perdonado, todo,
absolutamente todo, por ese olor a frío, y ese aire ligero, libre ya de toda
lluvia, de toda angustia contenida. No hay nada como el olor del asfalto
mojado, como la ciudad silenciosa tras el paso de la tormenta, en la que solo
se oyen los rugidos de los coches y el cantar de los pajaritos en las plazas,
aparte de algún que otro aventurero que camina rápidamente con la gabardina
calada hasta el cuello y la prisa de entrar en calor en el culo.
Cuando he entrado en mi portal olía a comida, tendrá algo
que ver con la extensa comunidad de señoras mayores de 65 que habitan en mi
edificio. Al entrar en casa me he quitado los zapatos, perdiendo automáticamente
9 cm, lo que en mi caso no es ningún drama. He encendido un par de velas, con
aroma a cereza, y he abierto de par en par la puerta del balcón, como quisiera
que un poco de esa pureza entrase también en mi vida. Muy probablemente tendré
que volver a salir esta tarde, aún así he cambiado mis desgastados levi’s por unos viejos pantalones de chándal,
y mi blazer por un jersey de lana tamaño XXL, también me he hecho un moño de
domingo, aunque sea lunes. No puedo tener una pinta más casera. Ahora, mientras
escribo esto mi pollo esta friéndose en la sartén, una de esas sartenes de la
postguerra, negras, llenas de hollín. Ya no se fabrican cosas así. Me imagino
que quedaría mucho más pintoresco que fuese pavo, y en el horno, pero es que es
pollo, y una sartén. Algunos dicen que hay que aprender a conformarse con la
realidad.
Aún tengo puesto el árbol de navidad, y el vogue de enero por
leer. También me miran los chocolates madrileños que me trajo A, ayer no pude resistirme
y probé unos cuantos, por pura gula. Supongo que aún no os he felicitado el año
porque esa transición no se ha operado en mí, y que hacer propósitos de año
nuevo a estas alturas me parece una estupidez para ameliés en potencia. Tal vez tenga algo que ver con que las hojas
de los arboles sigan siendo doradas en Barcelona, o que el frío de las mañanas
no me cale tanto los huesos como el alma, al despertarme sin él. Y os
preguntareis ahora, ¿de que “él” habla? ¿Es real o se refiere tan solo al frío
mismo? No es ningún misterio que echo de menos la nieve, pero claro, a veces
también son otras cosas.
* * *
Foto: Lexy
Y es que cuando empiezas un nuevo año, por más que quieras, siempre acabas echando en falta algunas cosas del viejo. Pero como dices tú, hay veces que hay que conformarse con la realidad, la del presente, la del ahora. Esa en la que no hay nieve. Y bueno son cosas del frío invierno supongo, que hiela un poco los corazones.
ResponderEliminarUn pintoresco día de enero. Un beso (:
Me ha gustado acompañarte por la ciudad mojada, helada y al final, simplemente limpia, fresca y despierta.
ResponderEliminarUn abrazo
Con esa musiquita, la cosa se puso muy nostálgica...
ResponderEliminarGenial Alexandra. Me encanta leer cada una de tus entradas, como se desarrolla el texto y ese toque tuyo de explicar cada relato, simplemente genial! Espero leer más cosas pronto!
ResponderEliminarUn beso guapísima!
Jolín tia, tienes una capacidad para acurrucarme...
ResponderEliminarEs como si te conociese de siempre, como si te hubiera explicado mis penas mil veces frente a una cerveza o un vino...
En fin, yo sigo con lo mio que ya es mucho ;)
Besazos enormes
Precioso tu escrito, entre la musica y tus letras me he puesto nostálgica, encontrándole un gusto a la lluvia sobre el asfalto desconocido hasta ahora. Sigue escribiendo, estoy deseando leerte de nuevo!
ResponderEliminarun beso! :)
Pues la verdad, yo ahora que parece que hace sol y que se lleva el frío y el invierno soy mucho más feliz.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande :)
http://ahoraquenosbesamostandespacio.blogspot.com/
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ResponderEliminarEs en Masnou, está entre Mataró y Barcelona! Has estado alguna vez?:)
ResponderEliminarahora que
ResponderEliminar.