Querer sin más

No, no quiero que me beses. No más besos como caramelos, tan vistosos y de tantos gustos, pero tan efímeros y terminales, de dulzura artificial y adicción amarga. No, no quiero que me beses. Quiero que me abraces, un abrazo suave y delicado, casi casi con miedo de romperme. Quiero que tus brazos rodeen mi cintura y tu rostro se entierre en mi cuello. Quiero recorrer con mis manos tu espalda, y que me abraces más fuerte, poder sentir el calor que emana de tu cuerpo. Quiero que te separes, un segundo, solo para regalarme una sonrisa, y después me atraigas de nuevo hacia ti, hacia ese sueño prohibido. Que me dejes reposar la mejilla contra tu pecho, apoyando la barbilla sobre mi sien, aspirando el aroma de mi pelo. Quiero que me ciñas y me amoldes a tu cuerpo, y que grabes en mi piel tu sola fragancia. Y quiero que permanezcamos así, largo rato, en silencio, escuchando la tenue nota de nuestra respiración, sin promesas y sin exigencias. Y luego quiero que te marches y me dejes con el recuerdo, prometiéndome volver cada noche en que mi lecho este frío y las mantas no logren dar calor a mi vacío.

Y hoy inlcuso el croissant me supo insípido...