Me mira a los ojos, los suyos reflejan mi asombro. El sol, la brisa, la calma eterna se vuelven promesas silenciosas en sus labios. Su mano roza mi piel, cálida, cercana, con breves caricias inseguras ante el contacto. Me invade el miedo, pero él no me deja. Sus labios se curvan en una sonrisa, dulce, simple, que me invita a ir a él. Todos mis sentidos se unen, somos uno ahora, el círculo de la vida se cierra a nuestro alrededor y no existe en el mundo más verdad que nuestra presencia, presencia que parece un sueño.
Él, yo, la playa; personajes inertes de un cuadro como una natura muerta, como el epílogo de una novela, como el prólogo de una existéncia, páginas congeladas al igual que el tiempo. Pero el sol se pone, y su contacto se desvanece.
Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeh, venga, me has dejado...
ResponderEliminarEl título me llamó muchísimo la atención, pero vamos, que ha sido leerlo y Dios... está genial
*___*
¡Un besazo!
Me gusta mucho el último párrafo. Está muy bien ^^
ResponderEliminarUn besazo
Cierra los ojos, y disfruta del momento.
ResponderEliminarEs mágico.
Un beso niña!