Lo peor de ser una estudiante que vive sola es que pasas muchas horas en el tren, y más cuando la casa en la que te criaste se encuentra a tres horas de viaje del lugar donde actualmente vives. Es en estos trayectos donde matas tus horas con elevada cantidad de música, libros de bolsillo, breves instantes de sueño y para los mas observadores, una buena dosis de realidad.
Os explicaré la historia de Juan y Lola. El reloj marca las 19:23 cuando Juan y Lola suben al tren, van cogidos de la mano. Se sientan juntos, muy juntos, en asientos contiguos, y por un brevísimo instante se miran con complicidad, acto seguido Juan saca su IPhone, lo mismo hace Lola, y las miradas de complicidad desaparecen, es más, desaparecen todo tipo de miradas puesto que en los 37 minutos siguientes la pareja no despegará la vista de sus 3.5 pulgadas de tecnología táctil. Personalmente aun tengo archivada en mi memoria la visión de aquel gigante inalámbrico de marca Motorola, de “tamaño familiar”; extra grande, ultra resistente y de paso repelente anti usos pues a ver quién es el valiente que se atreve a meterse el cacharro en cuestión en el bolsillo. Si señores, por mucho que parezca una eternidad corría el año 1990 cuando la industria telefónica nos sorprendía con tales innovaciones y hoy, tan solo 18 años después, me gustaría realmente saber cuántos Juanes y Lolas hay en el mundo. Cambió el milenio y con ello no solo cambiaron las modas, la mentalidad y los aparatos, sino también las costumbres. Parece que ahora ya no se pide el número en un ligue de discoteca, es más factible el Facebook; tampoco se tienen verdaderas primeras citas puesto que previamente ya hemos tomado mil cafes virtuales con chats; las llamadas de teléfono no se ignoran, antes ya nos pusimos como “no disponible”; si hasta casi se han dejado de enviar SMS porque tenemos Blackberry Messenger.
Las tecnologías nos absorben, acaparan nuestra atención en un mundo globalizado y cada vez más conectado a tiempo real. Aparecen conceptos nuevos como twitter o novio-virtual, e incluso hay quien se atreve con las ciber-relaciones que al menos no tendrán que pelearse por quien paga al salir a cenar. ¿Dónde quedaron esos rubores que veía la persona y no una pantalla? La primera preocupación de las chicas ya no es “que me pongo” sino “a ver cuánto tarda en abrirme la ventanilla del ordenador”.
Viendo a Juan y Lola mi mente me decía, si una pareja prefiere chequear su perfil antes que conversar cara a cara, ¿realmente las tecnologías nos acercan o más bien están alejándonos? No pude evitar preguntarme, ¿cuándo sería que decidimos cambiar las miradas por los emoticonos?
Os explicaré la historia de Juan y Lola. El reloj marca las 19:23 cuando Juan y Lola suben al tren, van cogidos de la mano. Se sientan juntos, muy juntos, en asientos contiguos, y por un brevísimo instante se miran con complicidad, acto seguido Juan saca su IPhone, lo mismo hace Lola, y las miradas de complicidad desaparecen, es más, desaparecen todo tipo de miradas puesto que en los 37 minutos siguientes la pareja no despegará la vista de sus 3.5 pulgadas de tecnología táctil. Personalmente aun tengo archivada en mi memoria la visión de aquel gigante inalámbrico de marca Motorola, de “tamaño familiar”; extra grande, ultra resistente y de paso repelente anti usos pues a ver quién es el valiente que se atreve a meterse el cacharro en cuestión en el bolsillo. Si señores, por mucho que parezca una eternidad corría el año 1990 cuando la industria telefónica nos sorprendía con tales innovaciones y hoy, tan solo 18 años después, me gustaría realmente saber cuántos Juanes y Lolas hay en el mundo. Cambió el milenio y con ello no solo cambiaron las modas, la mentalidad y los aparatos, sino también las costumbres. Parece que ahora ya no se pide el número en un ligue de discoteca, es más factible el Facebook; tampoco se tienen verdaderas primeras citas puesto que previamente ya hemos tomado mil cafes virtuales con chats; las llamadas de teléfono no se ignoran, antes ya nos pusimos como “no disponible”; si hasta casi se han dejado de enviar SMS porque tenemos Blackberry Messenger.
Las tecnologías nos absorben, acaparan nuestra atención en un mundo globalizado y cada vez más conectado a tiempo real. Aparecen conceptos nuevos como twitter o novio-virtual, e incluso hay quien se atreve con las ciber-relaciones que al menos no tendrán que pelearse por quien paga al salir a cenar. ¿Dónde quedaron esos rubores que veía la persona y no una pantalla? La primera preocupación de las chicas ya no es “que me pongo” sino “a ver cuánto tarda en abrirme la ventanilla del ordenador”.
Viendo a Juan y Lola mi mente me decía, si una pareja prefiere chequear su perfil antes que conversar cara a cara, ¿realmente las tecnologías nos acercan o más bien están alejándonos? No pude evitar preguntarme, ¿cuándo sería que decidimos cambiar las miradas por los emoticonos?
* * *
yo no tengo facebook.
ResponderEliminaryo no tengo blackberry.
ya no uso msn.
estoy hecho todo un cavernicola, aparentemente.
un saludo desde la lejanía.
No es cuestión de tecnologías, sino de miedos, tras las pantallas, nos ocultamos, nos disfrazamos, nos negamos y cuando se acaba la batería, sólo nos quedan cables, que no cobijan.
ResponderEliminarNada puede sustituir el primer roce de unas manos, la mirada en la que te encuentras, la realidad.
Un beso
estamos des-socializados...
ResponderEliminartoda la verdad, que seria de nuestra vida sin estas tecnologias... antes eramos mas libres!
ResponderEliminarVaya verdades que cuentas. Ha pasado eso, y casi ni nos hemos dado cuenta...
ResponderEliminarA veces necesitamos ser un poco más "humanos".
ResponderEliminarMuy de acuerdo con tu entrada.
Un besazo!
No podría estar más de acuerdo con tu entrada!
ResponderEliminarEs que, si no se saben utilizar, los avances terminan siendo un retroceso, y es tan triste ver que gente que por MSN, Tuenti, Facebook y cualquier otra forma de contacto tecnológico se tira horas hablando y cuando se encuentran en persona prácticamente ni se miran a la cara...
ResponderEliminarAbsolutamente cierto, pero como Axterix y Obélix, aún somos muchos los que resistimos. La tecnología es necesaria bien controlada, pero jamás puede sustituir a una mirada.
ResponderEliminarPor una mirada un mundo...
Nice post.
Más humanidad hace falta al mundo please!
ResponderEliminarme encanta tu entrada porque realmente creo que las nuevas tecnologias que intentan acercar a las personas lo unico que consiguen en acortar distancias y alejar personas, ya no se habla cara a cara ya no se toman cafes sin que uno de los dos este pegado al movil o a la blackberry, por eso yo me niego a tener una xd
ResponderEliminarmuak muak
p.d gracias por pasarte por mi blog y siento haber tardado tanto en contestar
http://blognovela-r.blogspot.com/
ResponderEliminarYo ya no podría vivir sin ellas, que enganche!
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